viernes, 1 de octubre de 2010

TENER TIEMPO

ACERCA DE LA LECTURA Y LOS NIÑOS

Es posible que dentro de pocas generaciones los niños nazcan sabiendo leer. Quién sabe si el alfabeto se hará un lugar dentro del código genético - mucho más complicado, por cierto- y el ser humano ejercitará la lectura como uno más de los sentidos con los que venimos provistos de serie.
Mientras tanto, el aprender a leer se vuelve cada día más urgente para los niños, enganchados desde la guardería a diversas pantallas, simultáneas y sucesivas, que pretenden llevarlo hasta la vida adulta, donde el lenguaje escrito, visual, sonoro y sobreentendido, ha de ser el medio más constante.
Decía Santa Teresa "Lee y conducirás; no leas y serás conducido"
No se refería sólo a la lectura de libros. Hay muchas más cosas que leer: las actitudes de los otros, los signos de los tiempos, la historia personal y la historia universal, cualquier acontecimiento capaz de producir en nosotros una interpretación, una respuesta, una palabra, es a su vez Palabra.
Así, cuando empezamos a enseñar a leer a un niño resulta que hay muchos elementos que él ya sabe leer. Gestos, actitudes, tonos de voz, situaciones...
Y algunas de las cosas que "lee" quizá le gustan. Podemos hacerle que se dé cuenta. De lo que le gusta y lo que no. Y por qué. Hablando con él y, sobre todo, dejándolo hablar. Puede ser el principio de la "ampliación de la lectura". Si somos conscientes de la vastedad del asunto, podremos reconocer que nunca se termina de aprender a leer. Pero se avanza, eso sí. Y en eso estamos muchos de nosotros, con nuestros niños de la mano, intentando descifrar el mundo en la medida que se deje.

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