martes, 19 de enero de 2010
LA VISITA AL PUEBLO NATAL DE MI PADRE
Todos los inviernos, cuando las nieves cubren la falda de Sierra Nevada, yo visito el pueblo de mis antepasados paternos.
Este pequeño pueblo llamado Aldeire, de apenas 650 habitantes, se encuentra a 84 kilómetros de Granada; es un pueblo pintoresco, de calles estrechas, propias de nuestros antepasados moriscos. Sus calles están impregnadas de historias que se transmiten de boca en boca.
Aquí nacen algunos de mis mejores recuerdos que a continuación voy a narrar:
En el último fin de semana que estuve en este pueblo, cuando llegué a casa de mis tíos y después de saludar a mi familia, salí a andar por el monte; con mis padres y tíos. Estuve recogiendo, mientras nos dirigíamos a las ruinas del castillo, hierbas autóctonas de la zona, como son: la mejorana, el romero, la zahareña, tomillo, té rojo, etc. También recogí piedras de las que mi tía me contó que eran restos de cerámica de los habitantes del castillo.
Cuando llegué al castillo, aparte del vértigo, la vista me sobrecogió; a mis pies tenía la villa de Aldeire y una inmejorable vista del castillo de la Calahorra y las minas de Alquife.
Después del descenso y un bien merecido descanso, encontré una gata de la que me hice amigo, le puse nombre y le di de comer. Junto a mi hermana estuvimos jugando con ella hasta que el frío nos obligó a arrimarnos a la lumbre.
Aquella noche nos quedamos a dormir, hacía tanto frío que me tuvieron que echar muchas mantas y apenas me podía mover.
Al día siguiente, después de comer un arroz caldoso junto a la lumbre, regresé a Granada deseoso de repetir la experiencia.
Álvaro Illescas 6ºA
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me encanta el pueblo de mi padre, jajajajajaja.
ResponderEliminarUn saludo: Álvaro
Felicito a Álvaro Illescas por el bonito texto que ha escrito del pueblo de sus abuelos.Enhorabuena.
ResponderEliminarUn saludo de la profe Aurora.